viernes, 20 de enero de 2017

¿Te molesta...?

-¿Te molesta el humo?
La joven que había mantenido baja la cabeza concentrada en contar los chicles del suelo, miró extrañada el hombre que se había plantado a su lado y que sostenía un grueso puro entre los dedos. Aun no lo había encendido esperando una respuesta de la joven, o simplemente esperando poder entablar una conversación. Ella negó con la cabeza y apenas soltó un inaudible:
-No... - y volvió a esconder su cara tras el muro de su bufanda.
El hombre hizo una mueca de desilusión, tal vez esperaba algo más que eso, pero la joven no tenía humor para ser una simpática ciudadana.
Por supuesto que el humo le molestaba, ese apestoso tumor se había extendido a lo largo de la acera. De tal forma que de las diez personas que ahí esperaban la guagua, ocho se auto-intoxicaban. Era un esfuerzo inútil intentar alejarse de la pesada nube de alquitrán porque el viento se arremolinaba creando pequeños huracanes grises.
La chica subió el volumen de su reproductor de música como si con eso pudiera crear una muralla contra el apesto olor, mezclado entre tabaco, sudor, basura y por supuesto ...el puro.

Cogió su móvil y abriendo la única app que tenía, "Notas", comenzó a escribir.
"Claro que me molesta. Me molesta ese humo igual que el de los otros tubos de escape que están en toda la parada de guagua, y claro que también me molesta la actitud de esas personas que salen de sus oficinas nerviosos y crispados por el "destete" de su droga. Me molesta que quemen combustible como si aun estuviéramos en la edad de piedra, y necesitáramos una llama para que funcionara todo. Años de evolución para acabar con tal polución. Coches y más coches, con mas personas amargadas en su interior. Drogadictos a móviles al no pensar, al no sentir. Animales que nos alimentamos de carroña de otros, contaminando de forma desmesurada, incansable, imprudente, incontable...

Millones y millones de feas hormigas que engullen una tarta hasta que no se ve nada. Tontos inconscientes que creen que las palabras "Me molesta" pueden cambiar algo. Si por ellos fuera el mundo cambiaría con un twit de protesta o unas frases chillonas en la pescadería.
Quejarse es importante, yo me quejo a todas horas, pero señores, lo que es importante es lo que hacemos. ¿O crees que la ama de casa situada a mi derecha, que zarandea a un pequeño niño, se queja sin motivo de que es un llorón y un malcriado? Tal vez si esa boca dejara a un lado la palabrería barata y diera rienda suelta al deseo oscuro que tiene guardado en su interior, de darle una merecida nalgada a ese pequeño incordio podría, solo tal vez, cambiar la situación.
O como el señor del fondo, ese con el bigote y las gafas horteras, a cual peor. Lee y verborrea sobre la política haciendo aspavientos con sus regordetes brazos mientras arruga el periódico con una mano y con la otra se aferra a una jarra. Tal vez si ese estúpido señor se diera cuenta que si dejara a un lado la cerveza y leyera algo más que el diario Marca podría saber que las batallas no se ganan detrás de una barra.
Pero no aprendemos, seguimos y seguimos quejándonos como pequeños bebes llorones con tontas pataletas que solo terminan en alguna mueca de molestia o unos gritos a algunos desesperados.
¿Aprenderemos un día a dejar de quejarnos y hacer algo para cambiar la situación?"

- Serán hijos de puta
Ese grito se hace mella en mi cabeza atravesando incluso la barrera acústica que había construido con mis auriculares. Se trataba de un hijo más de nuestra pequeña patria de quejicas. Me quito los auriculares lo justo para oír como el señor del puro, el mismo que hace unos minutos se sentía en la obligación social de pedirme permiso para fumarse su puro, como si yo fuera su madre. Miraba la pantalla informativa, la que avisaba de un retraso de una hora, y con una mueca de desagrado dijo:
-Como me molesta que las guaguas nunca lleguen a su hora, menuda mierda.

No aguante más y solté una risa seca en el aire, que consiguió levantar el vuelo entre la espesa neblina gris,
-Sí, es realmente molesto.- sin dudarlo me fui caminando hacia adelante. Tal vez era el momento de dejar de quejarme por el humo e intentar huir de él.




La Señorita de Marte, texto rescatado
de mi móvil viejo.
Puede que tenga más de dos años,
 pero es un tema atemporal.

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